Si algo he aprendido en estos últimos cuatro años, en la gestión de proyectos culturales, es que este tipo de proyectos -como supongo los de otras disciplinas- son poliédricos. Aquí parafraseo y le doy la razón a mi directora de máster Mariana Pineda, directora en Fundación Contemporánea. Y son poliédricos porque sus muchas caras, sus muchas aristas, sus partes puntiagudas e incómodas… obligan a diseñar equipos multidisciplinares que permitan que el proyecto acabe teniendo la coherencia y consistencia que merece.
No hay más que observar esta imagen que tomo prestada del blog de Miguel Angel Morales (El Aleph-El País), para darse cuenta -en sentido figurado- de lo diferentes que pueden llegar a ser unos proyectos de otros, y la gran cantidad de dificultades que presenta toda ejecución, por sus singularidades. Es por ello que estos proyectos obligan a tejer una red de colaboradores, la cual nos da fuerza y renovación constante de ideas.
El valor de las ideas y de las personas
Hablamos de ideas pero en realidad hablamos de personas. Colaboradores sin cuyas aportaciones -las de cada uno de ellos- el proyecto tiene más difícil encontrar el éxito. Cada persona es un cúmulo de cualidades, de recursos, de soluciones, de ideas, de ilusiones, de fuerza… Saber construir el equipo, saber escuchar, tener la capacidad de comprender lo escuchado y de anticipar lo que cada miembro puede aportar… Ahí está la clave de un buen proyecto y, desde luego, de un buen gestor cultural o project manager.
Porque no solo van a ser suficiente esas cualidades que según los libros debe tener un project manager -ya sea en gestión cultural o en ‘Cómo plantar melones en Tomelloso’-, cualidades como: organización, liderazgo, comunicación, gestión del detalle,… Los gestores de proyectos -culturales o de otra índole- deben, debemos, tener empatía para percibir el valor de las personas del equipo.
Y otro aspecto muy importante cuando hablamos de proyectos es el valor de las ideas. Y la importancia de proteger las ideas. Nuestras ideas. Porque qué difícil resulta esto último. ¡Qué difícil!
Madrid, 27 de noviembre de 2017
En el mes de noviembre de 2017 mantuve en Madrid una reunión maravillosa, con una persona maravillosa. Una valenciana maravillosa. Bisila Bokoko. Una mujer nacida en Valencia pero cuya familia es originaria de la tribu Bubi de Malabo (Guinea Ecuatorial). Bisila es una profesional que ha desarrollado la principal parte de su carrera en Nueva York. Además de speaker internacional, es una mujer emprendedora que ayuda al éxito de aquellos proyectos en los que ella decide involucrarse, desde su agencia.
Con Bisila hablé de libros para niños y niñas, de educación, de didáctica, de storytellings, de países, de museos al aire libre, de nuevos museos africanos en España, de una idea de museo para Dubai y de Dubai 2020. Y tras nuestro encuentro propicié un segundo encuentro, esta vez ya con otros agentes, para analizar la posibilidad de hacer realidad mi idea de museo/exhibición al aire libre en Dubai, con una pareja de artistas que trabajan el mármol de Carrara. De ahí surgió una necesidad y una misión. Redactar un proyecto.
Ahora hay unos meses de mucho trabajo por delante, mucha investigación y documentación, mucha redacción y, lo más importante, la misión de crear un excepcional storytelling que dé sentido a esta idea, un storytelling que deberá tener en cuenta la oportunidad del momento, su ubicación geográfica, las condiciones del clima, los objetivos de Dubai 2020 y, lo mas importante, el pensamiento de Sheikh Mohammed bin Rashid Al Maktoum.
Mayte Aparisi Cabrera
CEO FeelingLab-AREmuseum